LÁGRIMAS Y SONRISAS

El cronista se encontró
en Tribunales con un colega, famoso por ser un pedante insoportable,
al que hacía tiempo que no veía. Me dice:
-¡Hola! ¡Estas siempre
igual! ¿Cómo haces?
-Mi secreto para no
envejecer es nunca discutir con un boludo.
-¡No puede ser!
-Tenés razón, no puede
ser.

Hay un viejo refrán que
dice: “ser boludo trae mala suerte”.
Debemos suponer que hay
muchos funcionarios que hoy están pensando que tienen mucha mala
suerte.

Muy ofuscada la colega
nos contaba que había concurrido a un juzgado laboral de Diagonal
Norte, piso intermedio, a retirar un giro judicial con el trabajador,
que venía de una localidad lejana de la provincia de Buenos Aires, y
que había solicitado un día de licencia sin sueldo en su trabajo,
para poder hacer el trámite. En Mesa de Entradas le dicen que sólo
falta la firma del juez, y que aguarde unos minutos en el pasillo.
Pero el tiempo pasaba y el cheque no aparecía. Después de algunas
horas indagó el motivo de la demora, y el empleado de Mesa de
Entradas le informa que su señoría todavía no había llegado al
juzgado. La jornada judicial finalizó ¿y el cheque? Bien, gracias.
Tuvo que regresar al día siguiente y el cliente perdió otro día de
trabajo, los premios, etc. Por eso la colega se preguntaba “¿quién
controla el horario de los jueces?” Lo peor de todo es que S. Sa.
subroga en otro juzgado, cobrando un suculento plus salarial.

En un sincericidio
ideológico inexplicable, el gobierno decidió hacer desaparecer al
Ministerio de Trabajo, degradando su jerarquía. No se atrevió a
denominarlo Gerencia de Recursos Humanos del Poder Económico, porque
pondría en evidencia su actual función, pero lo rebajó a
Secretaría, con dependencia del actual ministro de Producción. El
cambio tiene un simbolismo extraordinario, ya que para este gobierno
el trabajo humano sólo tiene valor como instrumento de la
producción. El trabajo vale por lo que produce, no por su dimensión
subjetiva. Hay que remontarse a la década del ´40 del siglo pasado
para encontrar una etapa política en la que Trabajo no haya tenido
jerarquía ministerial. En los inicios de esa década había un
Departamento de Trabajo y un Ministerio de Ganadería, lo que le
permitió decir a Perón que eso era así porque en esa Argentina una
vaca era más importante que un trabajador. Las comparaciones siempre
son odiosas, pero…
Para colaborar con el
gobierno en esta cruzada, le sugerimos algunas ideas:
- que Trabajo dependa de la iglesia de San Cayetano;
- que Presidencia de la Nación sea una Secretaría del Fondo Monetario Internacional;
- que se cree el Ministerio de Agricultura, Ciencia, Relaciones Internacionales, Ganadería, ANSES, Trabajo y otros. Como el nombre es muy largo, se lo puede denominar por sus iníciales: MACRIGATO;
- que la futura y rebajada Secretaría de Salud funcione bajo el lema: “La salud va y viene, lo importante es la guita”.

Si el Ministerio de
Trabajo ha funcionado como una Gerencia de Recursos Humanos del poder
económico, la SRT es la Guardia Pretoriana de las ART, fiel custodia
de sus intereses. Y ahora actúa como prestamista del gobierno,
utilizando la guita del Fondo de Reserva, creado por el art. 34 de la
LRT (ver Resolución Conjunta 14/2018 de las Secretarías de Finanzas
y Hacienda, autorizando la emisión de Letras del Tesoro por
$83.192.027).

En una conferencia de
prensa del pasado mes de julio, Mauricio Macri dijo:
“Estamos enfrentando
una tormenta, pero hemos sabido arriar las band…, las velas”. Un
claro acto fallido, pero ¿qué iba a decir? ¿Las bandejas? ¿Las
banderolas? ¿Las bandoleras? ¿Las bandurrias? Hummm, sospecho que
iba a decir “banderas”.
Otro dato curioso de esa
conferencia de prensa es que, aconsejado por su psicólogo, por su
armonizadora o por Durán Barba, Macri tenía prohibido decir
“crisis”, imperativo que alcanzó a sus funcionarios. Clarín
(que miente) recogió esta declaración de uno de ellos: “Es un
tema semántico, pero también porque no hay señales para hablar de
cri…, de eso” (23/07/2018, pág. 9). Bueno, si es una tormenta,
es la “tormenta perfecta” (el que vio la película con George
Clooney sabe cómo termina; glu, glu, glu).

Restablecer las
retenciones es una medida horrible y temporaria, por lo que pedimos
disculpas”, dijo un funcionario del gobierno.
En cambio, digo yo,
subir las tarifas un 1.500% es una medida justa, porque este país
“está lleno de vivos”.

¿Cómo se sabe si un
abogado está mintiendo o no?
Fijándose si mueve los
labios.

El cliente llama a su
abogado y le pregunta por su juicio.
-El colega responde “¡La
Justicia ha triunfado!”
-¡Apele!