
REFLEXIONES SOBRE LA RIQUEZA Y LA POBREZA
Hace
más de 1.600 años.
San
Agustín (354-430) “Todos
los que aman las riquezas aunque no puedan conseguirlas, forman parte
del número de los ricos” (Catena
Aurea,
vol VI, 316)
San
Juan Crisóstomo (347- 407)
Partes
de homilías:
Dar
limosna a los indignos
La
limosna o misericordia se llama así porque la hacemos a los que no
la merecen…. Si andamos inquiriendo y averiguando quiénes son
dignos, no tendremos fácilmente a mano ni a los dignos; mas si
hacemos bien aun a los indignos, tendremos con toda seguridad a mano
a los dignos y a los que valen por todos aquellos. Que es
puntualmente lo que aconteció al bienaventurado Abraham. Por no
andarse inquiriendo y examinando a los que pasaban, pudo una vez
hospedad a ángeles.
No
dar es robo
De
ser posible, acordaros ante todo lo que os acabo de decir, más si no
podéis recordarlo todo, yo os exhorto a que recordéis siempre lo
que vale por todo, a saber: que el no dar a los pobres de los propios
bienes es cometer con ellos una rapiña y atentar a su propia vida.
Recordad
que no retenemos lo nuestro, sino lo de ellos. Si estas íntimas
disposiciones fomentamos, daremos largamente de nuestras riquezas,
alimentaremos aquí a Cristo hambriento, tendremos allí un gran
depósito y alcanzaremos los bienes venideros.
El
oficio del rico es saber emplear bien sus riquezas
…..A
la verdad, añadidura son los bienes temporales en parangón con los
espirituales, y tan viles son y tan pequeños por muy grandes que
sean. No pongamos, pues, nuestro principal empeño y afán e los
bienes temporales; pensemos más bien que su posesión o su ausencia
es cosa indiferente. Así, Job ni cuando los tuvo se pegó a ellos,
ni cuando se los quitaron los fue a buscar. Las riquezas llevan ese
nombre de chremata o “utilidades”, no para que las enterremos,
sino para servirnos de ellas útilmente. Cada artesano sabe al
dedillo su oficio. ¿Y el rico? El rico no sabe ni trabajar el
hierro, ni construir una nave, ni tejer, ni edificar, ni cosa alguna
semejante. Que aprenda, pues el oficio de emplear debidamente su
riqueza, y a dar limosna a los necesitados, y sabrá un arte mejor
que el de todos los otros artesanos (Homilía XLIX, 3 a 5 – Ruiz
Bueno II, 62,65)