LA
LÓGICA DEL CAPITAL Y LOS/AS TRABAJADORES/AS, por
Ester Kandel*
Publicado por Rima –Red
Informativa de Noticias
Un
ajuste que produce mayor pobreza, desocupación y empeoramiento en
las condiciones de vida y beneficio para el capital especulativo
fueron motivo de debate en el Congreso del Frente Multisectorial 21
F, con un programa opositor y propositivo de jornadas de lucha. Un
repudio a la política del gobierno de Macri y la ingerencia del FMI.
¿Qué
es el FMI?
El
CHE Guevara, hace 44 años, pronunció un discurso1
en representación del Gobierno de Cuba, refiriéndose entre otros
temas a la penetración de los capitales de los países
desarrollados, estableciendo dependencia económica a través de
diversas formas (préstamos en condiciones onerosas, inversiones que
sujetan a un país a los inversionistas, dependencia tecnológica
casi absoluta..). El CHE describe la vieja de la nueva receta que nos
ofrecieron:
A
veces esta penetración adquiere formas más sutiles como la
utilización de los organismos internacionales, financieros,
crediticios y de otro tipo: FMI, Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento, el GATT y el BID (…)
Ellos
se introducen en la política económica interna (…)
El
FMI es el cancerbero del dólar en el campo capitalista (…) Todos
estos organismos se rigen por reglas y principios a los que se
pretenden presentar como salvaguardas de la equidad y la reciprocidad
en las relaciones económicas internacionales cuando, en realidad, no
son sino fetiches tras los cuales se encubren los instrumentos más
sutiles para la perpetuación del atraso y la explotación (…)
Mientras
que impone los llamados programas de austeridad y combate las formas
de pago necesarias para la expansión del comercio entre países que
sufren una crítica situación en su balanza de pagos….trata
desesperadamente de salvar al dólar de su precaria situación (…)
El
ajuste actual nos hace recordar, el implementado en la década de
1990, con algunas diferencias, aunque los beneficiarios son los
mismos, las grandes empresas, especialmente las extranjeras y los
perjudicados, la gran mayoría del pueblo.
Un
estudio realizado sobre la empresa Terrabussi2
en la década de 1990, refleja las condiciones de explotación a
través del abordaje de las condiciones impuestas en las relaciones
laborales y la discriminación a las mujeres a través de la
segregación ocupacional. He aquí, parte de las conclusiones del
mismo:
Relaciones
laborales
Dos
lógicas se contraponen en las relaciones laborales: una es la de la
empresa y otra la de los trabajadores. Aunque impera la filosofía de
la concertación de las clases sociales, los conflictos son
permanentes. A veces se hacen manifiestos y otras permanecen
latentes. La lucha principal en la Empresa en el período abordado
fue por la cuota de plusvalía3.
Los empresarios amparados por el congelamiento salarial y la reforma
laboral llevaron a cabo el “plan de ajuste”. Pero el hambre de
los miembros de las familias no podía esperar y es por eso que los
trabajadores/as pelearon por la subsistencia, así como cuando el
cuerpo no aguantaba dijeron “basta” frente a la intensidad de los
ritmos de trabajo. De ahí las acciones encaradas por la mayoría de
los trabajadores, para revertir esta situación, representados por la
C.I.: hubo una pulseada, con algunos éxitos.
El
cuerpo de las/os trabajadoras/es en el cuerpo social
El
mercado desregulado de la década de 1990 ha agudizado las malas
condiciones de vida de millones de argentinos ocupados y desocupados.
El
salario real ha descendido a cifras que impiden acceder a la canasta
familiar. La legislación laboral fue modificada, incorporándose las
cláusulas de flexibilidad laboral y polivalencia funcional, y se ha
incrementado la fatiga, debido a los cambios en la duración y en la
configuración del tiempo de trabajo.
Los
daños a la salud provocados por las condiciones de trabajo requieren
por parte de los empresarios una revisión de la “razonabilidad”
de la tarea y la incorporación de algunos principios ergonómicos:
“los seres humanos no tienen que adaptarse siempre a su medio
ambiente, sino que es el medio ambiente el que debe adaptarse a
ellos. Es necesario en suma, adaptar el ‘zapato’ al ‘pie’. O
como lo estipula la ley sueca sobre el medio ambiente de trabajo: las
condiciones de trabajo deben ser adaptadas a las necesidades físicas
y mentales de los seres humanos”4.
El
proceso de salud-enfermedad en el proceso de producción es
expresión de aquellas relaciones, poniendo en evidencia la
discordancia que hay entre las investigaciones sobre la salud en el
ámbito laboral y como prevenirlas y la falta implementación de las
mismas.
Discriminación
y la desigualdad en un sistema desigual
Las
mujeres ganaron los derechos civiles, laborales y políticos durante
el siglo XX.
Durante
muchísimo tiempo existieron motivos explícitos e implícitos para
inhibir a la mujer en su participación en la actividad pública.
“Los fundamentos del motivo de la exclusión de la mitad de la
población del ejercicio de los derechos políticos estaban presentes
en las concepciones sociales predominantes en la época, pero no en
sus normas legales. A partir de una convención del lenguaje, aquella
que entiende que los ‘hombres’ son varones y mujeres, creció un
malentendido histórico al servicio de una concepción
discriminatoria de la mujer. La ambigüedad de las leyes sustentada
en un implícito discursivo permitió que hasta 1947 las mujeres
permanecieran ausentes de las decisiones públicas. Esta situación
queda evidenciada, asimismo, en los argumentos expuestos públicamente
por legisladores y políticos en debates parlamentarios o en
declaraciones públicas. Pero también son elocuentes los silencios
producidos por normas demasiado generales, que favorecieron lecturas
equívocas y ampararon los prejuicios más diversos”5.
En otras palabras, las leyes reflejaban la exclusión de la mujer.
Es
decir que desde el punto de vista de las prácticas políticas se
fueron destrabando a lo largo del siglo XX los impedimentos que
obturaban el ingreso de la mujer a la vida pública. Sin embargo, no
han cambiado las convicciones que han penetrado profundamente en las
entrañas del pensamiento de los hombres.
La
discriminación se agudiza en períodos de crisis donde el temor por
la pérdida del empleo, en algunos sectores, impulsa a fomentar la
discriminación. También persiste la actitud contradictoria de los
empresarios, quienes, por un lado, valoran las “habilidades y
destrezas manuales” de las mujeres con salarios más bajos, y por
otro, impiden que éstas, con otras capacitaciones reconocidas en sus
trayectorias laborales, accedan a cargos de mayor jerarquía.
La
maternidad, tan glorificada por siglos, sigue siendo un “problema”
para los empresarios y para algunos sindicalistas.
Toda
la información recogida, a nivel internacional y nacional, sobre la
situación de la mujer en la industria, converge en señalar una
situación de discriminación salarial y ocupacional.
Un
tema vigente es el de la relación entre el nivel educativo y las
competencias laborales: subsisten los saberes tácitos como condición
para la realización de la división de tareas, diferenciándose
claramente de la preparación de los hombres para el ejercicio de
determinados oficios.
Síntesis
Existe
discordancia entre los enunciados: “igual trabajo por igual
salario”, del Convenio Colectivo de Trabajo, la Ley de Contrato de
Trabajo y las Convenciones Internacionales a las cuales el país ha
adherido, y el trabajo de la vida cotidiana.
Las
relaciones género-clase palpitan diariamente. Los roles instituidos
para la mujer y el varón no se han modificado suficientemente para
que desaparezca esta contradicción en el seno del campo laboral: la
división técnica del trabajo y las relaciones de género en el
interior de las organizaciones productivas son un reflejo de las
relaciones sociales. Persiste la caracterización que hemos realizado
sobre la inserción de la mujer en la producción en la sociedad
capitalista, es requerida por sus habilidades manuales y por otro
retribuida con salarios inferiores. Esta incorporación tuvo lugar en
el marco de una lucha permanente, principalmente por la cuestión de
la doble jornada y el cuidado de los niños/as.
La
discriminación de la mujer se inicia desde el momento de admisión
en la empresa, ya que los perfiles de casada o soltera, de madre,
tienen peso para su ingreso.
En la Empresa T., la
contradicción hombre-mujer es asumida abiertamente por parte de la
patronal, que no acepta que las mujeres accedan a la “categoría de
operaria calificada” y actualmente, por la misma tarea, paga más a
los varones que poseen el título técnico metalmecánico.
Los
compañeros se oponen a la revisión de esta política patronal, pues
temen ser desplazados de sus puestos de trabajo y, asimismo, se
niegan a profundizar la discusión de estas relaciones de género. No
existe predisposición suficiente para el cuestionamiento de roles
adjudicados y asumidos por siglos. Los cambios en las
representaciones de hombres y mujeres no acompañan mecánicamente
los cambios numéricos y legislativos de la inserción laboral de la
mujer ya que existen otros factores e intereses que los obstaculizan.
La
realización por parte de las mujeres de tareas poco calificadas
tiene dos tipos de implicancias:
- actuales, de índole salarial;
- en el futuro, pues no acumulan en su haber tareas con mayor calificación para acceder a puestos de mayor jerarquía.
La
exigencia de la doble jornada laboral6
y la falta de infraestructura social para que la mayoría de la
población aborde la realización de tareas domésticas reafirman la
división del trabajo del sistema capitalista.
A
las cualidades atribuidas a la mujer, tales como destreza manual y
capacidad para el orden, después de las experiencias recogidas,
habría que agregarle unas cuantas más, entre ellas, el espíritu
participativo y combativo.
Los
nuevos conocimientos obtenidos acerca de estos modos de participación
y de lucha encaradas por las mujeres trabajadoras en una empresa
industrial, pueden servir de base para continuar y profundizar el
estudio de los procesos de trabajo y las condiciones en que las
mujeres que las llevan a cabo podrían transformarlas.
Estos
saberes los pongo al servicio de la comunidad, como base para
continuar y profundizar el estudio del tipo de tareas y condiciones
de trabajo que realizan las mujeres en las empresas industriales.
Como
última conclusión se transmite un aporte de Daniele Kergoat:
“Considerar a las obreras en la singularidad de su situación de
mujeres en el trabajo lleva a restituir en perspectiva las
consideraciones dirigidas al mundo obrero. Los análisis clásicos en
términos de empleo, clasificación o de trayectorias sociales se
entremezclan revelando una condición obrera femenina signada por la
división sexual del trabajo”.
20
de agosto de 2018
*
Magister de la UBA en Ciencias Sociales del Trabajo
1
Primera Conferencia para el Comercio y el
Desarrollo, celebrada en Ginebra el 25 de marzo de 1964. Publicado
en Ernesto Guevara, obras completas, Ediciones Del Plata, 1968.
2
Kandel Ester, Tesis:
Las relaciones de género en una empresa de la industria de la
alimentación en la Argentina en la década de 1990 (caso T.)
Octubre de 2003 – www.ceil-conicet.gov
3
La fuerza de trabajo tiene un precio, que es la retribución que se
percibe a través del salario. Por lo tanto, dice Marx, “el
salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el
capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo
productiva. La fuerza de trabajo es, pues, una mercancía que su
propietario, el obrero asalariado, vende el capital. ¿Para qué la
vende? Para vivir (...) “La aplicación de maquinaria para la
producción de plusvalía adolece de una contradicción inmanente,
puesto que de los dos factores de la plusvalía que supone un
capital de magnitud dada, uno de ellos, la cuota de plusvalía, sólo
aumenta a fuerza de disminuir el otro, el número de obreros.. Y
esta contradicción es la que empuja, a su vez, al capitalista, sin
que él mismo lo sepa, a prolongar violentamente la jornada de
trabajo, para compensar la disminución del número proporcional de
obreros explotados con el aumento no sólo del trabajo excedente
relativo, sino del trabajo excedente absoluto. (Cap.13 y cap. 7 del
Capital. Plusvalía: “Simple materialización de tiempo de trabajo
excedente puro y simple”.
4
El hombre trabajando; op. cit.
5
Estudios e investigaciones; op.cit.
6
La doble jornada de trabajo incluye el trabajo remunerado y el
trabajo doméstico no remunerado.